jueves, 9 de junio de 2016

Bajo agua - Capítulo 2


Recuerdo aquel día en el cual mi noción del espacio se dispersaba y empezaba a mutar en mi mareada cabeza.
Estaba arriba de una barra mientras gritaba con una voz alcoholizada.

-¡Dispersen las velas!-
-¡El titanic se hunde!-
-¡Oh, Abigail juntos nos hundiremos sí pasas la ralla!-
-Espera, se hundió primero-
-Ahora me hundiré-

Me baje de la barra y puse mis nalgas en una silla y el cantinero me dice

-Ya acabo-
-Sí, tráeme otra ronda-
-Señor, aquí no vendemos alcohol.
-¿¡Y por que estoy ebrio!?-

M aparece.

-Son los efectos secundarios del calmante que te di-
-¿Un calmante?-
-Anoche no podías dormir-

La otra noche había una tormenta y no podía dormir. No es que le temiese a los truenos. M me inyectaba miedo con sus historias.

-Se acercaba lentamente, los candelabros se movían de arriba hacía abajo cada uno variando en velocidad de formas completamente opuestas, la brisa se desplazaba sin permiso y de forma incitante. Caminaba despacio con el ¨cordón en la garganta¨ y al momento de abrir la puerta… Estaba cerrada

-¿Enserio?-
De pronto se me vino a la mente una cosa; Nada.

-¿Cómo llegue aquí?.
Voltea su cabeza hacía mi y con una expresión de sorpresa me mira.

-Uff… No me dijo que la amnesia era un efecto secundario-
-¡A quien demonios le compraste esa pastilla!-
-Al señor-
-¡Cómo que al señor!… ¡Ven a acá maldita zorra-

Me lanzo contra ella, pero con rapidez me evade y caigo al suelo sin poder levantarme.
Cómo un bebé retrasado trato de levantarme mientras le exijo:

-¡Vete al diablo!-
Con una sonrisa sarcástica se burla de mi.

-La última vez que te escuche decir eso, tú firmaste el pacto-

bien, sabes como iniciaba el día, ¿querrás saber cual era mi trabajo?.

Eran 3 simples pasos. Tenia que ir de casa en casa para invitar a personas a ir a la iglesia.

-Disculpe se…-
(Cierran la puerta)
No era mi parte favorita.
Una y otra vez me cerraban la puerta en la cara, me frustraba y debes en cuando se me salia de las manos.

-Espero que no sea molestia…-

Antes de que cerrara la puerta, puse mi brazo, me lance sobre el y le dije

-¡Apréndete esta mierda y ve a la iglesia los domingos!-

M me levanta y saca de la casa.

-No, no, con cariño. Lo siento tanto-
Luego de esto tenia que ir a la iglesia. No eramos muy bien vistos en ese lugar.
Al entrar no estaba en perfecto estado por lo que caminaba de forma turbia. M sostenía mi brazo derecho y todos tenían esas facciones prejuiciosas en sus rostros.
La habitación se lleno de susurros y ella se sentía incomoda.
llegamos a los bancos, puso sus manos en mi rostro e hizo una linda sonrisa.



-Padre nuestro que estas en el cielo-


-Padre nuestro… Que… ¿Que,? ¿¡Me lo puede repetir!?-

-¿te encuentras bien?- Me dice la señora Rosales.


Le hice un gesto con mi pulgar izquierdo apuntando arriba.


-Lo siento tanto, mi amigo se encuentra mareado por sus medicamentos-

Me levanta y sujetándome salimos de ese lugar.

Estando afuera le digo.


-Perdón, sé que no te gusta faltar a la iglesia-


-Tranquilo, somos amigos, ¿no?-

Ahora mi parte favorita, cuando se ocultaba el sol era hora de beber, todos los días sin falta en el bar de Jesús. Ser testigo de Jehova era un beneficio dado que teníamos tickets para beber gratis.


Sentados bebiendo pasaron los minutos, entra un hermano y se sienta con nosotros.



-¿Ya se le paso?-


-Sí, pero quiero el reembolso-

-¡Tú le vendiste la pastilla!-


Surte un silencio alrededor y todos me observan. Me quedo paralizado con una mirada de desconcierto e incomodes mientras transpiro y con mi mente en blanco.


Voltean con sincronía sus cabezas y continúan sus conversaciones.

-¿Qué fue eso?-


Sin expresión alguna inclina lentamente su cabeza a la izquierda.


Este es un bar cristiano… No sé toca ese tipo de temas.

Regresan los pensamientos a mi mente pero sin orden alguno empiezo a fatigarme en el intercambio de miradas.

Incomodado por su respuesta, con la mirada busco ayuda de M… Sólo encuentro a una chica sonriendo.





sábado, 4 de junio de 2016

Bajo agua - Capítulo 1

Y hay estaba ella… En el momento y segundo equivocado esperando. No permitió darse el lujo de ahogar a la lluvia, sencillamente prefería formar parte de la misma y mimetizarse en el olvido.

Me quede mirando por un momento. (Saca su cámara y me tira una foto).

-¡Espera!… ¿qué haces?-

-Guardando evidencia de mi asesino-

-Ja, ja… no vengo a matarte-

-Entonces, ¿te gusta mirar?-

-No responderé a eso-

-Bien, ¿que quieres?-

-Nada sólo columpiarme-

-¿En medio de la lluvia?-

-Tienes razón, eso es muy raro-

-¡Ja!… Eres ¨comico¨

Me senté en el columpio derecho y empezamos a escuchar como impactaban las gotas contra el suelo.

-Dime una cosa, ¿qué haces aquí?-

-Esperando a una persona-

-¿Crees que venga con tal tiempo?-

-No… Creo que jamas vendrá-

-¿Y… por que no vas a un lugar donde no caiga agua?-

No responde.

-¿Cómo te llamas chico?-

Astroberto

-¡Ja, ja, ja, ja!… Espera… No te creo, sí que eres cómico-

-Muy bien, ríete-

-Ok, escucha… ¿Quieres hacer algo por lo cual te avergüences toda tú vida?-

-¿Tengo otra opción?-

-Sí, puedes irte y dejar de hablar con una completa desconocida, pero no seria tan divertido-

Se levanta de su columpio y me grita:

-¡Dame la mano, y llevemos la palabra del señor a cada rincón del mundo!-

-Vete al diablo-

Y desde ese día soy ¨testigo¨ de Jehova.

jueves, 2 de junio de 2016

Mismo lugar

Camino en círculos mientras el día entra en su ocaso.

Hacía una dirección me dirijo. Una y otra vez sin parar, ni mirar a otro lado.

Pero mi exterior se cansa de esperarme y se despide poniéndose cada vez más oscuro.

Y cuando ya no hay luz… Me encuentro solo.